Historia de Gabriela y sus muchas alergias alimentarias

Historia de Gabriela y sus muchas alergias alimentarias

Gabriela (Elche, 27 años) ha sufrido alergias alimentarias desde que era pequeña. Hoy, nos cuenta cómo ha evolucionado a lo largo de los años y cómo se ha adaptado a estos rechazos de alimentos.

"Soy alérgica desde los 8 o 9 años. Viene de familia. Mi sobrina, por ejemplo, también tiene muchas alergias alimentarias. Descubrí todas mis reacciones a los 17. Hasta entonces, lo pasé muy mal", afirma Gabriela.

Según varios expertos , los niños pequeños que padecen alergias alimentarias a menudo las acaban superando cuando crecen, aunque no siempre es así. En gran medida, depende de a qué alimento sean alérgicos. Hay algunas alergias alimentarias que son más fáciles de superar con la edad que otras. Por ejemplo, la mayoría de los niños que son alérgicos a la leche, los huevos, el trigo o la soja superan la alergia en torno a los 5 años. Pero solo aproximadamente el 20% de las personas alérgicas al cacahuete y en torno al 10% de los niños alérgicos a los frutos secos acaban superando sus alergias con la edad. Las alergias al pescado y al marisco suelen aparecer más tarde en la vida de la persona y son incluso más difíciles de superar con el paso del tiempo.

Las alergias alimentarias ocurren cuando el sistema inmunitario considera, por error, que algo que ingiere la persona es nocivo para su cuerpo. En un intento de "proteger" al organismo, el sistema inmunitario fabrica anticuerpos contra ese alimento. Esto es lo que a Gabriela le ocurre cada vez que toma ciertos alimentos, y hasta que no tuvo un reconocimiento médico, no pudo saber con exactitud qué alergias padecía exactamente:

"El jarabe Polaramine fue uno de mis mejores amigos de la infancia. No me separaba de él... Tras varios episodios fuertes, me mandaron al alergólogo para hacerme nas pruebas con los siguientes resultados: Tomate, plátano, pimentón, frutos secos, pimiento rojo, naranja, manzana, kiwi,melocotón, piña, frutos rojos... Por otra parte, a los perros, gatos y todo tipo de pólenes", nos cuenta Gabriela. Hasta ese momento, desconocía completamente por qué me daba ese tipo de reacciones cada vez que hacía ejercicio o jugaba con los niños y niñas del colegio, tras comerme la merienda". 

Esto afecta no sólo en la nutrición y alimentación de la persona, si no en la rutina diaria del alérgico. Estos optan muchas veces por no salir a comer fuera de casa o preparar sus propios platos sin aquellos alimentos "prohibidos": "Puedo llevar una vida normal pero siempre con los medicamentos a mano porque no todos los restaurantes tienen un plan de alérgenos y, aunque insista, no me puedo fiar. Así que he optado por llevarme la cena de casa o cenar en casas de familiares y amigos que sé que puedo cenar sin miedo a que me dé algún episodio".

Hoy en día, todos los restaurantes y bares deben tener su plan de alérgenos en la carta, pero como afirma Gabriela, no todos dejan de cocinar con ciertos alimentos aún estando advertidos de alergias alimentarias del cliente y la gravedad que conlleva que estos los ingieran :"Si no tienen un plan de alérgenos, no ceno. Hace poco fui a una pizzería. Avisé de mis alergias y volví a casa con una reacción alérgica grave. Muchos no son conscientes de la gravedad de una alergia alimentaria".